A comienzos de verano llegó la propuesta...
Tras la proposición, mi cabeza acalorada no descansó ni cuando simulaba que dormía. Un esbozo de proyecto, el ok definitivo y todo el mes de agosto jugando en los bocetos, finalmente detallados y a escala, en espera de la llegada del material.
Desde el lunes 29 todo en el taller. Dos días de imprimación por delante y aislante por detrás... Y a pintar.
Mañana por la mañana empieza la aventura. Ese descomunal tamaño se eleva ya como una sombra cuando entro en el estudio y me susurra ¡atrévete si puedes, pintorcillo!
(Ha habido más cosas, muchas más, en los previos de este reto tan estimulante para mí, algunas que sobrepasaban mi capacidad y para eso he contado con la ayuda imprescindible de José Riquelme, amigo y maestro. También de Juán Méndez, ya un auténtico compañero de batalla. Y por supuesto, de Ana Lola Borreguero.)